Papelazo en Holguín

Por Ventura de Jesús

Antes de llegar a Holguín nos prometimos hacer un buen papel, es decir, jugar más o menos como lo habíamos hecho en los últimos torneos. Teníamos la ilusión de haber ganado la corona alguna vez y ubicarnos en cuarto lugar el año anterior.

La cuadrilla de los periodistas matanceros que participaría en el Torneo Nacional de Softbol de la Prensa parecía mejor equipada (me refiero al cacareado recurso humano), con la presencia de al menos dos bisoños reporteros y un fornido camarógrafo que despertaron la envidia de los otros conjuntos…antes de empezar el campeonato.

Con nuestro llamado equipo regular perdimos los tres primeros juegos de forma consecutiva. Softbolistas como Leo García, Waldo Hernández, John Vila, el refuerzo Ángel Luis Fernández y Hugo García no se presentaron en su mejor forma deportiva.

Aferrados al poquito de entusiasmo que todavía nos animaba para poder clasificar a la semifinal salimos en busca de la victoria en el cuarto choque, y también sucumbimos apenas sin oponer resistencia.

Nos vino encima una lluvia de críticas y algunas observaciones suspicaces de los demás jugadores en el banco. Que si el director del equipo estaba excedido en 30 kilogramos de peso, que si los refuerzos habaneros estaban lejos de su forma habitual, que si había que rejuvenecer el line-up, que si ellos también tenían derecho a jugar, en fin, una andanada de reclamos que era preciso atender.

No quedaba entonces más remedio que echarle mano a los novatos, muchachos de envidiable figura y precedidos de un brillante palmarés en lides estudiantiles según información ofrecida por ellos mismos a la dirección del team.  Debimos además darle cabida al presidente de la UPEC, por aquello de que el jefe es jefe y eso no se discute.

Puro engaño. Enseguida las apariencias se desvanecieron.  Los escandalizados errores revelaron su total impericia y arrancaron silbidos una y otra vez a lo largo de cada partido.  Perdimos así, uno tras otro, los diez encuentros previstos en el calendario y fuimos a parar al último escaño.

Por momentos nos vino a la memoria aquel “trabuco” de los primeros años, donde hicieron historias para no contar Roberto Riera, Dagoberto Arestuche, Reynold Ill Lavín, Julio César Mejías, Pancho Soriano y Carlos Cruz Capote, entre otros.

Aún sin saber sus verdaderas razones, un aficionado holguinero nos siguió a todos los estadios donde nos presentamos. Al principio de cada partido nos alentaba con palabras reconfortantes y más tarde solía gritarnos todo tipo de injurias.

Todavía recuerdo la más machacona: “Matanzas recoge el circo”, la mejor frase en castellano para ilustrar nuestra desventura.

La única esperanza es que el agravio no sea precisamente por lo mal que jugamos, sino por el aspecto de desamparo y la imagen de mamarrachos que brindábamos en el terreno al no estar uniformados.

Sabe Dios lo que hubiera ocurrido si ustedes llegan a ir trajeados, nos animó el caricaturista Manuel a nuestro regreso a la Patria chica.